jueves, 8 de marzo de 2007

XII Salón Regional de Artistas Colombianos, Beca de investigación y curaduría

Fue seleccionado como ganador de una beca de investigación el proyecto de curaduría para el Salón Regional de Artistas (Zona Oriente) titulado: Región Imaginada: del límite a la fragmentación del territorio, integrado por Alberto Camacho, Óscar Salamanca, Ricardo Rivadeneira, Elizabeth Garavito y Luis Alberto Carrillo.

http://www.salonesdeartistas.com/
http://culturared.org/regional/modules/news/

lunes, 5 de marzo de 2007

Del uso en la pintura del renacimiento


Labores en una cocina por Vincenzo Campi realizada probablemente entre 1580-90, Cremona, Lombardía, óleo sobre tela. Academia de Bellas Artes de Brera en Milan. http://www.vam.ac.uk/vastatic/microsites/1487_renaissance/highlights_kitchen_scene.html



Entre el 5 de octubre de 2006 y el 7 de enero de 2007 se pudo apreciar en el Museo Victoria & Albert de la ciudad de Londres (Cromwell Road, SW7 2RL, South Kensington) la exposición titulada La casa en el Renacimiento Italiano. La exhibición que se hizo en paralelo a una muestra sobre los diseños de maquinaria realizados por Leonardo Da Vinci incluía obras de Vittore Carpaccio, Sandro Botticelli, Antonello da Messina, Paolo Veronese, Donatello y Tiziano, además le dedicó sendos análisis a las colecciones de la familia Médicis e hizo una reconstrucción de los principales ambientes de la casa italiana de los siglos XV y XVI; quedaron así develados los usos de la sala (Reception room), la camera (Bedroom), scrittoio (Study) y la cucina (Kitchen)[1]. El recorrido museográfico se organizó teniendo como guía un bello dibujo que mostraba el corte de la casa de la familia Gaddi de Florencia en 1560, estuvo además apoyado de objetos y pinturas que contribuían a la reconstrucción del espíritu de cada uno de los espacios.

Sin duda son cada vez más atractivas las referencias a los ambientes cotidianos en el marco de la pintura, así los interiores domésticos de diferentes épocas constituyen un archivo importante de imágenes susceptibles de ser analizadas de una manera iconográfica pero también social. La escuela británica es la que de una mejor manera se ha aproximado al tema, los trabajos realizados por E. H. Gombrich, E .Panofsky en la tradición de Aby Warburg marcan notablemente la diferencia. Fiel a esa tradición, Frances Borzello ha publicado recientemente un agradable libro titulado At Home (London, Thames and Hudson, 2006), dice entonces Borzello que “el interior doméstico en la pintura es un lugar cargado de encanto”[2]. El encanto sin duda es el resultado de la construcción de ambientes mediante procesos plásticos ilusorios, donde el arte como recreación de imágenes tiene mucho que decir.

La imagen de un lugar mediante un registro visual, como una pintura ó una fotografía, es algo que posee un gran poder de crear memoria. La imagen como registro la aprovecha el pintor de escenas domesticas para lograr un dibujo o una pintura, donde el espacio se expresa en función del tiempo, no cronológico sino dilatado o doméstico. En este breve texto nos concentraremos tan solo en citar algunos ejemplos del periodo del Renacimiento; sin embargo, es necesario indicar que la iconografía de Borzello incluye además referencias a la pintura holandesa y francesa de los siglos XVII, XVIII y XIX e incluso norteamericana del siglo XX.

Es a través de los hallazgos y desarrollos de conocimiento propuestos desde la pintura del Renacimiento temprano (Duccio y Cimabue) que el trabajo empieza a adquirir sentido mediante el desarrollo de la perspectiva, pero es mediante la incursión de Filippo Brunelleschi que esta manifestación artística adquiere una base geométrica definida. La representación de los espacios utilizando puntos de fuga y vanos abiertos hacia paisajes interminables es una característica de la pintura flamenca y además constituye la esencia primordial de la pintura del Quatroccento. Un buen ejemplo de esta forma de crear espacios de manera imprecisa y un tanto intuitiva, que buscaba el fondo de la pintura de alguna manera, la encontramos en la obra de Robert de Campin, Virgen y niño frente a una pantalla de mimbre de 1440 ó en la famosa pintura de Jan van Eyck los Esposos Arnolfini de 1434 (ambos en la National Gallery of London).

Se puede indicar, a manera de hipótesis, que en estas imágenes la perspectiva devela los espacios de uso mediante los diferentes planos que se van superponiendo en la imagen. La habitación que conduce a otra por medio de un pasillo, la porción de jardín que podemos ver tras las habitaciones, la fuga de nuestras miradas hacia un vacío estético que sugiere lo indescriptible. Es en la movilidad de la mirada del observador que el arte del Renacimiento adquiere cuerpo, es en el uso de la imagen que el artista se consolida de manera autónoma, es mediante la presencia de objetos de uso que los espacios cotidianos adquieren vida, es en la dialéctica de apropiación y uso que los objetos adoptan sentido para el mundo moderno, estamos hablando de escenas donde lo mundano y lo atávico campea, nos referimos a una serie de manifestaciones previas a la consolidación de un pensamiento relacionado con la idea de comodidad presente en el Diseño Industrial como disciplina. Estamos parados entonces en el antiguo testamento del diseño, en un terreno tradicionalmente baldío, un espacio de conocimiento que tiene como base la iconografía del arte.

Si nos concentramos en una de las pinturas de la exposición presentada en el Museo Victoria & Albert, se trata de la escena en la cocina pintada por Vincenzo Campi entre 1580 y 1590[3], podríamos comprender entonces que en ella el uso de todos los objetos (o por lo menos de la mayoría) se encuentra activado, es decir que cada uno de los individuos desempeña en la pintura un vinculo directo con el objeto, nos preguntamos ¿por qué se da esta situación? En el ámbito de la representación pictórica se podría hablar del sentido de énfasis que tiene la pintura, su autor requiere de una exageración para destacar el hecho del uso de las cosas, esto sucede desde el degüello y fraccionamiento de la carne mediante el uso de los cuchillos a la izquierda, el enharinado y preparación de la masa, la maceración y prueba las de especias con el metate en el piso[4], muy interesante es la actitud del niño que juega inflando la vejiga para hacer una pelota, no menos es la actitud de la mujer que se encuentra en el centro de la imagen rayando lo que parece una porción grande de queso, quirúrgica parece la manera como el hombre de la izquierda ensarta los pollos que deben ir a girar sobre las brasas, complaciente es la mirada de la mujer que en primer plano observa al gato y al perro luchar por una víscera mientras se arregla un ave que ira a parar en un caldo o en la ya citada brasa. Esta laboriosa escena se refuerza calidamente mediante la presencia del fuego en la parte posterior de la imagen, allí donde la alquimia de la cocina se consolida para ir luego a la mesa: al fondo de la imagen. Este recorrido visual es también un recorrido por el proceso de elaboración de la comida, evoca el proceso productivo que tanto preocupa al ingeniero industrial contemporáneo, sin duda la cocina se fundamenta como un escenario que actúa en función de los tiempos y los movimientos. Para Sabine Coron (conservadora y chef de la Biblioteca del Arsenal en Paris) la gastronomía del fuego se resume en cuatro procesos básicos: la ebullición (caldos o hervidos), la cocción lenta a manera de estofado, la fritura y el asado[5]. Estas actividades quedan insinuadas en la pintura de Vincenzo Campi, asistimos con el cuadro al momento previo de la cocción, la imagen brinda la posibilidad de una lectura pregnante en la que los procesos del fuego podrían desarrollarse en la escena; la escena funciona, ya no como mera representación, sino como insinuación o invitación a una indagación mas profunda. Es obvio que los procesos culinarios a los que hace alusión Sabine Coron son los que están presentes en el ámbito medieval francés, ellos también estarán presentes en el escenario renacentista e incluso nos acompañan hasta hoy. La receta de cocina se constituye en una metáfora importante para lo que hoy conocemos como procesos asociados al diseño, esto porque la confección de una guía de procedimiento para alcanzar una resultado previsto es una actividad que esta presente en la agenda del diseñador. Algunos de los recetarios renacentistas más conocidos son los textos de Bartolomeo Platina (On right pleasure and good health, 1475) y Cristoforo Messisbugo (Banquets, 1549), los cuales conformaron una referencia importante en la exposición realizada por el Victoria & Albert. En Platina aparecen los macarrones a la siciliana, el potaje con nabos, los huevos escalfados (poached); sobresale especialmente el pollo asado que se remoja previamente en jugo de naranja ó de uvas, a este último se le agrega agua de rosas y canela con azúcar[6]. El libro de los banquetes de Messisbudo demuestra su gran gusto por las tortas, ya sea con adiciones dulces y frugales o muy saladas para adobar los peces y las aves; sobresale la sopa de ternera al estilo húngaro, la salsa verde (perejil, hinojo fresco, albahaca, vino tierno y pan). Todas estas delicias se nos aproximan a manera de una descripción somera de los ingredientes y procedimientos, son los recetarios unos perfectos manuales de uso. No podemos olvidar a Antonio Formoso Permuy, el español que hizo famosa su obra titulada 2000 procedimientos industriales al alcance de todos (La Coruña, Litografía e Imprenta Roel, 1933) y que se constituye en una lectura obligada para todos los interesados no solo en las curiosidades protoindustrial, sino en algunas delicias culinarias, muchas de ellas dignas de ser investigadas para encontrar las grandes fuerzas que rigen el devenir de la vida cotidiana en la cocina no solo europea, sino su proyección en un ámbito más cercano.



[1] http://www.vam.ac.uk/vastatic/microsites/1487_renaissance/renaissance_house.html

[2] FRANCES BORZELLO, At home, London, Thames and Hudson, 2006, pag. 10.

[3] http://www.vam.ac.uk/vastatic/microsites/1487_renaissance/highlights_kitchen_scene.html

[4] La acción e iconografía de probar un alimento tiene su paradigma en el famoso tapiz de la Dama y el Unicornio del siglo XV, el primer recuadro que se encuentra en el Museo Nacional de la Edad Media en las Termas y el Hotel de Cluny en Paris hace alusión al arte de probar (Le Goût). http://www.musee-moyenage.fr/homes/home_id20393_u1l2.htm

[5] Sabine Coron (comp.), Livres en bouche. Cinq siècles d'art culinaire français, Paris, Bibliothèque national de France, Hermann, 2001.

[6] http://www.vam.ac.uk/vastatic/microsites/1487_renaissance/recipesplatina.html